Situado sobre una isla artificial frente a favelas de la zona norte de Río de Janeiro, el parque tecnológico más importante de Brasil y probablemente de Suramérica congrega a emprendedores y científicos cuyo único desafío diario es desarrollar tecnologías e innovaciones que aporten soluciones a personas y ciudades.
En el parque tecnológico de Río, de 350.000 metros cuadrados y poco más de una década funcionando, conviven 30 start-ups que crecen en la incubadora de empresas del polo tecnológico de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), y emplea cerca de 1.500 personas.
Medio centenar de empresas tiene centros de investigación en el polo tecnológico de Río, incluidas grandes multinacionales que llegaron recientemente.
Maurício Guedes, director del parque tecnológico, afirma que el éxito del proyecto está relacionado con la cercanía del centro de investigaciones de Petrobras, ubicado en esta misma isla.
El parque tecnológico ha recibido inversiones equivalentes a US$ 320 millones, gran parte de ellas aportadas por empresas privadas. Las grandes firmas deben destinar en promedio unos US$ 500.000 por año en proyectos y sociedades con la Universidad de Río, la UFRJ, a la cual pertenece el parque.
Opera ahí, por ejemplo, una microempresa llamada Biotecam que elabora un proyecto para descontaminar la bahía de Río de Janeiro, mediante nubes de microburbujas, o la empresa Aquafluxus dedicada al desarrollo de pavimento poroso o permeable en las ciudades.
También hay multinacionales como General Electric, Siemens, EMC², Schlumberger, Halliburton y Baker Hughes y Loreal piensa aterrizar pronto.
Pese a su modernidad y pujanza, el parque tecnológico de Río no escapa totalmente al viejo problema de burocracia que suele sufrir cualquier empresa que busca instalarse en Brasil.
Fuente: Reportaje originalmente publicado en BBC Mundo | versión IQLatino
Imagen: www.infolatam.com