El antiguo modelo lineal donde se consideraba que la participación ciudadana consistía únicamente en votar por nuestros gobernantes, siendo ellos los encargados de crear políticas encaminadas a resolver las problemáticas, resulta hoy en día obsoleto. La complejidad en las ciudades ha transformado este concepto, de una perspectiva antes pasiva hacia una perspectiva dinámica, participativa y constructiva, donde los ciudadanos nos involucramos diariamente en opinar, participar, incidir, actuar y transformar el acontecer en la metrópoli.
La ciudad no sólo la crean los gobernantes que instauran políticas, la ciudad somos todos. Es un ente vivo en constante transformación que enfrenta retos cambiantes, donde los habitantes formamos parte en la co-creación de entornos y dinámicas. Desde esta perspectiva, la participación ciudadana es un conjunto de acciones e iniciativas que impulsan el desarrollo local y la democracia participativa a través de la integración de la comunidad al ejercicio de la política.
Las nuevas formas de participación han surgido desde la ciudadanía de manera espontánea a través de proyectos que iniciaron con aspiraciones altruistas y filantrópicas, manteniendo su propio proceso de gestión y operación, buscando donativos para su funcionamiento, pero actuando de forma paralela al gobierno. Posteriormente hubo un cambio, pues de proyectos puntuales de fundaciones, la participación de la ciudadanía evolucionó hacia organizaciones constituidas, las cuales creaban redes de apoyo con actores que compartían sus valores y objetivos. En conjunto, estas organizaciones brindaban factores diversos, en especie o monetarios para alcanzar sus objetivos.
Hoy contamos con una gran diversidad de mecanismos que buscan incentivar la participación ciudadana inclusiva mediante diversos ángulos: incubadoras de proyectos, concursos, convocatorias, laboratorios de participación, observatorios ciudadanos, y plataformas de difusión. Nos encontramos en un esquema en el cual ciudadanos proponen proyectos, participan en ellos y apoyan a otros ciudadanos. Estos nuevos modelos no buscan ser independientes del gobierno, sino incidir en las políticas de forma que los proyectos sean impulsados por la autoridad y tengan influencia en la conformación de las políticas públicas; institucionalizando las iniciativas como mecanismos legítimos para la resolución de problemas.
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