“Ningún país del mundo –rico o pobre—ha logrado la igualdad de género”. “Harían falta 257 años para cerrar la brecha de género en las oportunidades económicas”. En 2020, esto concluye del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Pocos días antes del 8 de marzo, el PNUD publicó su informe más reciente: “El mundo no está en el camino de alcanzar la igualdad de género en 2030. El Índice de Inequidad de Género del Informe del Desarrollo Humano –que mide el empoderamiento de la mujer en salud, educación y estatus económico–, muestra que el progreso general en la inequidad de género ha ido ralentizándose en los años recientes”.
Este es el contexto para la médula de este estudio (elaborado por Pedro Conceição, Jon Hall, Yu-Chieh Hsu, Admir Jahic, Milorad Kovacevic, Tanni Mukhopadhyay, Anna Ortubia, Carolina Rivera and Heriberto Tapia): las normas sociales –los prejuicios– de género, que dicen que a las mujeres y a los hombres se le atribuyen roles inamovibles según la convención general. Los autores del informe creen que estas normas son fundamentales para entender las dinámicas de la desigualdad de género que todavía persisten y que se expresan en los datos con los que comienza este artículo.
Para cuantificar estas creencias, los autores del informe elaboraron el Índice de las Normas Sociales de Género en cuatro ámbitos: el político, el educativo, el económico y el de la integridad física (violencia de género y derechos reproductivos de las mujeres). Al aplicarlo en los países incluidos en la investigación, encontraron que todavía 91% de los hombres y 86% de las mujeres mostraron al menos un prejuicio contra la igualdad de género. Yendo al detalle: casi 50% de la gente en todo el mundo dicen considerar que los hombres son mejores líderes políticos; 40%, que los hombres son mejores ejecutivos; casi 30% ve justificable que un hombre le pegue a la mujer en una pareja.
En la medición incluyeron a ocho países de Latinoamérica, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú, Uruguay. También están Estados Unidos y España, en el mismo periodo.
El Índice de las Normas Sociales de Género encontró que Ecuador es el país con más prejuicios: 93,34% tiene al menos un prejuicio de género y 58,90%, dos. Le siguen Colombia (91,40% un prejuicio; 57,21%, dos); Brasil (89,5% y 52,39%); Perú (87,96% y 49,99%); México (87,80%, 51,00%); Argentina (75,41% y 42,49%); Uruguay (74,60% y 36,70%), y Chile (74,40% y 42,20%).
En España, 50,50% de la gente mostró al menos un prejuicio de género y 25,16% mostraron dos. En Estados Unidos, fueron el 57,31% y el 30,07%.
Para elaborar el Índice de las Normas Sociales de Género, los estudiosos usaron los datos de la Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey), una red global científicos sociales que estudian en todo el mundo los valores de la gente, sus cambios y su influencia en la sociedad y en la política. Se basaron en las respuestas a siete preguntas de esta encuesta, en los periodos de 2005-2009 y los de 2010-2014, que se convirtieron en siete indicadores. Así lograron que el Índice de las Normas Sociales de Género recogiera “cómo las creencias sociales pueden obstruir la igualdad de género en múltiples dimensiones”.
Aplicaron el índice en dos grupos de países: un primero de 75 países, que “abarcan 81% de la población mundial”, con datos de 2005-2009 o de 2010-2014, y un segundo grupo de 31 países y 59% de la población mundial, para los que usaron datos de los dos períodos juntos.
Entre los 75 países de la medición, están los ocho países latinoamericanos mencionados, y España y Estados Unidos, en el periodo 2010-2014.
Según este estudio del PNUD, solo 14% por de los mujeres y el 10% de los hombres de todo el mundo no tienen prejuicios en las normas sociales de género.
Chile ha sido el país latinoamericano con más avances a este respecto.
A la hora de medir entre los 31 países en los dos períodos, el índice concluye que ese país fue el que evolucionó más en la cantidad de hombres sin prejuicios de género. Estados Unidos lo hizo en tercer lugar, Argentina en cuarto, España en décimo. En cuanto a las mujeres sin prejuicio de género, Chile quedó en segundo lugar, y Estados Unidos de décimo.
“La labor que ha sido tan eficaz en garantizar el fin de las diferencias en ámbitos como la salud y la educación debe evolucionar ahora y abordar algo mucho más complejo: el sesgo profundamente arraigado —tanto entre hombres como en mujeres— contra una verdadera igualdad. Las políticas actuales, a pesar de sus buenas intenciones, tienen un alcance limitado”, dice Achim Steiner, Administrador del PNUD, en la nota de prensa que presentó el informe.
“Las políticas pueden dirigirse directamente a las normas sociales”, continúa el estudio. “Cambiar las relaciones de poder desiguales entre individuos dentro de una comunidad o desafiar los roles de género tan arraigados puede lograse con la educación, creando conciencia o cambiando los incentivos. La educación y crear conciencia se basan en dar a los individuos nueva información y conocimiento que pueden promover valores y comportamientos diferentes. Esas iniciativas pueden incluir a la educación formal, entrenamientos en los sitios de trabajo y campañas en los medios contra los estereotipos de género”, continúan los autores del estudio.