Porque nosotros, los latinos, debemos rechazar a Trump en el 2020

Ya llevamos cuatro años en la administración presidencial más escandalosa y corrupta de la historia de los Estados Unidos. Después del juicio político y la cobardía en nombre de la mayoría de los senadores republicanos que toleran la incompetencia y la corrupción de Trump, las cosas solo pueden empeorar a partir de aquí. Como ciudadano estadounidense y como uno de los 60,000,000 hispanoamericanos, expreso mi preocupación y espero abogar elocuentemente por mi comunidad

Soy lo suficientemente privilegiada debido al hecho de que nací en este país y piel blanca que me protege de los estereotipos y los prejuicios iniciales. Sin embargo, mi identidad bilingüe y bicultural es lo que motivó mi conciencia sociopolítica. Mi familia huyó de la corrupción y los disturbios políticos en Venezuela, y para muchos de nosotros la administración actual no es más que deja vu nuevamente al ascenso al poder de Chávez. Hay que tener en cuenta que presidente Trump es un ferviente admirador de Vladimir Putin, y su administración aún está bajo investigación por sus lazos con Rusia. El estilo de gobierno de Trump tiene más en común con los populistas latinoamericanos que han subido al poder en las últimas décadas, a pesar de las diferencias de ideología. La manera que ataca a la prensa y amenaza con meter a sus oponentes en la cárcel como Chávez es aterrador y completamente antidemocrático. Lo conozco de primera mano, ya que muchos miembros de nuestra comunidad lamentan constantemente de cómo huyeron de una dictadura para terminar en otra dos décadas después.

A pesar de su reunión con Juan Guaidó en la Casa Blanca,  hecho falsas promesas a la comunidad venezolana, criticando el socialismo pero indiferente a las deportaciones de ciudadanos venezolanos. Aproximadamente 24,451 venezolanos se enfrentan a la expulsión de los Estados Unidos a fines de 2019, según datos de la corte de inmigración obtenidos por el Centro de Información de Acceso a Registros Transaccionales de la Universidad de Syracuse. Los grupos de población de más rápido crecimiento en el atraso de la corte federal de inmigración son cubanos, venezolanos y nicaragüenses bajo las nuevas policías de Trump buscando terminar con el estado de protección temporal.

Aunque parezca obvio, los crímenes de odio y la xenofobia contra los latinos han aumentado constantemente desde 2016, lo que Trump y sus partidarios han tolerado y normalizado. Algunos de los casos más notables y trágicos son los tiroteos de Gilroy, California el pasado 28 de julio donde las víctimas fueron el pequeño Stephen Romero de 6 años, Keyla Salazar de 13 años, y Trevor Deon Irby de 25 años, y el tiroteo de El Paso el 3 de agosto, ataque anti-latino más mortal en la historia de los Estados Unidos con 22 casualidades. En ambos casos, los perpetradores fueron supremacistas blancos y antiinmigrantes. Para que estas muertes prematuras no sean en vano, el control de armas es absolutamente necesario al igual que la denuncia de la supremacía blanca.

El desprecio descarado hacia el pueblo puertorriqueño (ciudadanos estadounidenses de todos modos) no solo es poco ético sino inaceptable. Se resistió constantemente a enviar fondos de emergencia proporcionales a la isla luego del devastador huracán María de 2017, y se quejó constantemente de la ayuda que les había brindado. Lamentablemente, en la elección de diez millones de votantes elegibles eligieron no votar, causando involuntariamente la victoria de Trump. A estas alturas después de todo el caos y el daño que sufre este país, ya no hay excusas para quedarse en casa con los brazos cruzados. Lo que está en juego son las vidas, la asequibilidad de la atención médica independientemente de los ingresos, un enfoque ético y pragmático de la reforma migratoria y los derechos humanos. Quien no vote que no se queje.