Para muchos latinoamericanos, el siglo XXI ha sido una época de progreso social sin precedentes. Entre el 2002 y 2013, 60 millones de personas en la región salieron de la pobreza. La tasa de pobreza –la proporción de personas que viven con menos de US$ 4 por día– cayó de manera constante. Pero ahora el progreso social se ha detenido. Durante los últimos tres años, la tasa de pobreza se ha mantenido obstinadamente en alrededor de 28% de la población, según las encuestas de hogares recopiladas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La proporción que es extremadamente pobre (con un ingreso diario de menos de US$ 2.50) ha subido ligeramente a 12%. La desigualdad de ingresos ha disminuido un poco en la última década, pero sigue siendo extrema. Como resultado, América Latina, una región de ingreso medio-superior (con un ingreso por persona equivalente en poder adquisitivo a US$ 13.500 al año), aún tiene un gran número de personas pobres. La tendencia varía ligeramente de un país a otro. La pobreza ha venido disminuyendo desde el 2012 en Paraguay, El Salvador, Colombia, Perú y Chile, pero ha aumentado considerablemente en Venezuela.
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