Hay una frase que sale con frecuencia en las conversaciones entre puertorriqueños: “Después del huracán”, dicen cuando hablan de la línea temporal de sus vidas después de 2017. Se refieren al huracán María, que en septiembre de ese año devastó la isla y mató a 4600 personas. El evento dejó una impresión inmensa en la memoria colectiva.
El año 2020 les amaneció a los habitantes del suroeste de Puerto Rico con un temblor de magnitud 6,4 en la escala de Ritcher, el mayor de una cadena de sismos, unos 1800, que comenzaron el 28 de diciembre pasado. que siguió a uno de 5,8 el día anterior.
Hay al menos 746 refugiados. Ocho heridos.
Un hombre de 73 años murió en Ponce cuando la pared de su casa se le vino encima.
En la localidad de Guánica, quedaron 28 residencias totalmente colapsadas, 99 dañadas y 21 a punto de caerse, según el recuento del alcalde de Guánica, Santos Seda, reporta el periódico El Nuevo Día. Sigue habiendo desprendimientos de rocas.
En el municipio de Guayanilla, el terremoto derrumbó la iglesia de la Inmaculada Concepción, construida en 1841, y hay 31 residencias destruidas.
En Yauco colapsaron 30 viviendas
La gobernadora Wanda Vázquez declaró el martes la emergencia en todo Puerto Rico y desplegó a la guardia nacional para responder a los daños. A última hora de la noche, Vázquez anunció que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había firmado su solicitud de declaratoria de emergencia.
A few minutes ago I received a call from the Acting Administrator of @fema, Pete Gaynor, @FEMA_Pete to notify me that President @realDonaldTrump had signed our request for an Emergency Declaration for Puerto Rico.
— Lcda. Wanda Vázquez Garced (@wandavazquezg) January 8, 2020
Queda pendiente el anunció de en qué medidas y ayudas concretas para la isla por parte del gobierno de Trump se traducirá esta acción, aunque la declaración de emergencia activa la compra inmediata de materiales y de servicios esenciales.
“A dos años del paso del huracán María, la naturaleza otra vez dejó en evidencia la fragilidad de la infraestructura esencial de la isla, mientras miles de personas enfrentan nuevamente la realidad de no saber si la ayuda del gobierno llegará a ellos”, escriben Keyla López Alicea y Laura M Quintero en su reporte para el Nuevo Día.
En Puerto Rico, todavía pesan la negación por parte del gobierno del ex gobernador Roselló del número de muertos del huracán de 2017 y el desdén de Trump hacia la tragedia.
“Yo considero esta crisis que nosotros estamos viviendo peor que el huracán María”, dijo el alcalde de Guánica, Santos Seda, en una rueda de prensa, citado por El Nuevo Día. “Un terremoto no avisa, no sabemos por dónde viene, no sabemos cómo va a azotar. Lamentablemente este ha sido [el sismo más grande], en horas de la noche, cerca de la mañana que todavía está oscuro, nos ha cogido durmiendo”.
Hacía 102 años que no había en la isla un terremoto de esta magnitud. El último más fuerte ocurrió en Puerto Rico en 1918, con 7,3 grados de magnitud, al noroeste. Dejó 116 personas muertas.
El sismo del martes y la cadena de temblores que lo han precedido desde el 28 de diciembre son parte de una “secuencia sísmica”, como la llaman los geólogos. A un sismo principal le siguen réplicas pero también le anteceden “precursores”. Lo que no saben los expertos, según BBC Mundo, es si el terremoto del martes fue el principal o está por venir.
“Estamos hablando también de algo que no podemos predecir”, advirtió la gobernadora Wanda Vásquz
Puerto Rico está situado dentro de una zona sísmica, entre dos placas tectónicas: la placa norteamericana por el norte y al sur, la placa del Caribe. Víctor Huérfano, director interino de la Red Sísmica de Puerto Rico, explicó a BBC Mundo que la isla está sujeta a las presiones de estas dos placas. Alberto López Venegas, investigador de la misma Red Sísmica, dijo, por su parte, que, a pesar de tener características que lo hacen propenso a los temblores, no es común en Puerto Rico que ocurran 1800 sismos en menos de dos semanas. “Estamos viendo una activación que probablemente no volvamos a ver en los próximos 500 o 1.000 años”, afirmó.
Los expertos dicen que es frecuente que en el suroeste los sismos se produzcan cerca de la superficie. Lo que no es común es que sean tan cerca de la costa, como ocurrió con el terremoto del martes, le dijo John Bellini, un geofísico de la US Geological Survey a Dánica Coto, corresponsal de Associated Press. Según Bellini, la mayoría de los terremotos grandes ocurren a 96 a 128 kilómetros de la costa norte, como los cinco que llegaron desde 1950, de magnitud 6,0 o más.
La tecnología no tiene posibilidad de predecir los terremotos, aseguran los expertos, pero a través de la observación sí se puede predecir que los movimientos telúricos sigan el los próximos días.
“La placas siguen ahí, las fallas siguen ahí, el movimiento sigue ahí, la acumulación de energía seguirá ahí, y nosotros seguiremos investigando qué es lo que está ocurriendo”, dijo Víctor Huérfano a BBC Mundo.
Del sismo del martes quedó un apagón en toda la isla, porque la Autoridad de Energía Eléctrica dejó de generar electricidad como una medida de protección. El restablecimiento será progresivo. (Después (con María varias zonas del territorio estuvieron sin energía eléctrica durante casi un año).
Los efectos del evento natural están esta vez muy localizados, en el suroeste de la isla, y, a excepción del apagón, el resto de la isla sigue funcionando. Pero a algunas personas con las que habló Dánica Coto, corresponsal de AP, el terremoto les hace evocar al huracán María, aunque la magnitud del desastre natural de 2017 es todavía incomparable. Esto comentó Coto en una conversación con la radio pública estadounidense NPR. Muchas personas buscan agua, combustible y comida en sus comunidades, reportó Coto. El presentador Ari Shapiro le preguntó por el impacto psicológico de este terremoto en los sobrevivientes del huracán María. La conexión emocional es inevitable. “La gente está muy afectada emocionalmente. Hablé con un hombre que estaba paralizado por los terremotos. Planeaba poner su hamaca afuera. Muy pocas personas con la que hablé dijeron que pasarían la noche dentro de sus casas”.