Desde finales de enero, una red de periodistas, organizaciones y medios de comunicación se aliaron para verificar la información sobre el coronavirus. En los últimos dos meses han encontrado al menos 1500 informaciones falsas en 60 países y 15 idiomas, circulando con la misma virulencia de la pandemia.
Antes de la enfermedad Covid-19 que produce este nuevo virus, las fake news ya eran un producto de nuestro tiempo y un instrumento de poder. La #CoronaVirusFacts Alliance, a cargo de esta iniciativa, llama infodemia a la propagación de informaciones falsas, como también lo ha hecho la Organización Mundial de la Salud. Esta red, entonces, las detecta y las sanea.
La Red Internacional de Verificación de Datos (IFCN por sus siglas en inglés) del Instituto Poynter de periodismo está al frente del proyecto.
La periodista brasiñela Cristina Tardáguila es la directora adjunta de IFCN y fundadora de la primera agencia de verificación de datos de Brasil, Agencia Lupa.
Esta semana contó al Telediario de la cadena pública Televisión Española que la angustia generalizada facilita que se comparta información falsa. En España –en el momento de publicar esta nota, el cuarto país del mundo con más casos de Covid-19 diagnosticados en los centros de atención–, encontraron hasta 200 informaciones falsas, que en ese país se llaman bulos. El 80% de ellas provenían de WhatsApp. En efecto, investigadores e investigadoras de Science Flows, de la Universidad de Valencia en España, está realizando un estudio científico sobre los bulos que se reciben por esa red de mensajería.
“Ahora entendemos que el pánico dan ganas de ayudar a familias y amigos, es lo que hace que la gente comparta la desinformación. Lo más importante es que al tener una información sobre coronavirus, que no se comparta antes de estar asegurados que es verdadera. El intento de proteger puede hacer daño”, dijo Cristina Tardáguila.
La iniciativa #CoronaVirusFacts Alliance creó además una lista de Twitter con las verificaciones publicadas. La alianza también difunde reportes semanales.
Pero la riqueza del trabajo de esta alianza está en una base de datos que construyeron con la información falsa detectada por 100 verificadores de información en al menos 45 países, y luego verificada. La lista se actualiza con regularidad,. También incluye artículos de prensa.
Si, por ejemplo, buscamos en esa base de datos los hallazgos sobre Estados Unidos, hoy 27 de marzo el país con más contagios por coronavirus diagnosticados en el planeta, encontramos desmentidos sobre la muerte de Tom Hanks y de la confesión de su admiración por Trump antes de morir; un plan de Bill Gates y el Vaticano para despoblar el planeta con una vacuna contra el virus; un premio Pulitzer a Fox News por su cobertura de la pandemia; que un helicóptero fumiga desde el aire para desinfectar del coronavirus. O informaciones no comprobadas al 100% como que hay pruebas definitivas de que la cloroquina y la hidroxicloroquina curan la enfermedad Covid-19 con total efectividad.
Para España, la base de datos de noticias falsas arroja un tono no muy diferente: que inhalar el vapor del agua hirviente durante cinco minutos mata el virus; que el acceso a internet será gratuito durante dos meses; que el gobierno declarará el estado de emergencia; que el Ministerio de Educación aprobará los exámenes de todos los estudiantes
En los otros países tampoco varían muchos las falsedades: que la gente con sangre tipo A es más propensa a contagiarse con el coronavirus; que un hombre vacunó a su perro contra el virus antes de la pandemia y por tanto el SARS-Cov2 no es un virus nuevo; que retener la respiración sin toser puede determinar si el cuerpo se ha enfermado de Covid-19; que, según la Unicef, Maracaibo en Venezuela está protegida del coronavirus porque es muy caliente; que el ajo o la cebolla combinados con el calor del sol previenen y curan el virus; que Los Simpsons predijeron la pandemia; o que lo hizo Nostradamus; que científicos encontraron en este coronavirus secuencias parecidas a las proteínas del VIH.
Como el virus que tiene confinado a un tercio de la población humana mundial en este momento, las fake news tampoco discriminan fronteras, idiomas, culturas, territorios ni grado de formación educativa. Hay dirigentes al mando que también las propagan. Su daño puede ser irreversible.
Por lo tanto, el trabajo de la verificación empieza por las usuarias y los usuarios.
En la entrevista con Ana Blanco del Telediario de Televisión Española, Cristina Tardáguila vuelve a las recomendaciones que desde hace tiempo hacen los expertos a quienes consumen internet y usan las redes sociales: “Los que reciba mensaje en el WhatsApp y no sean capaces de identificar el nombre de la persona, la ciudad de donde habla o escribe, la fecha en la que se registró la supuesta noticia, el lugar exacto del relato y tampoco sea capaz de identificar en la prensa ningún registro de esta historia, es muy posible que estén viendo un bulo. O sea, es mejor no compartirlo”.
El sacudón de la pandemia parece comenzar a cambiar la perspectiva frente a las noticias falsas, sin embargo. Un grupo de investigadores de la Fundación Bruno Kessler, de Italia, creó un observatorio el 20 de enero para identificar fake news en Twitter. En 120 millones de mensajes que ya han estudiado encontraron que cuando la pandemia se acercaba a un país, allí bajaba la difusión de información no confiable, reportó Jordi Pérez Colomé para El País. El periodista aclara que durante esta crisis las noticias falsas han seguido existiendo, difundidas por bots y humanos, pero ha bajado su alcance “y la búsqueda de información de fuentes más consolidadas crecía”.