Hoy se celebra a escala planetaria el Día Mundial de la Reducción de Emisiones de CO2, una efeméride acordada por Naciones Unidas con el objetivo de crear conciencia sobre el cambio climático global, especialmente sobre la contribución personal al aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero (GEI). Para el año 2002, las emisiones de CO2 por el uso de combustibles fósiles, se ha incrementado de 20.7 gigatoneladas (Gt) en 1990 a 23.4 Gt en el 2000 y alcanzó 24.1 Gt en el 2002 (16.4% de incremento desde 1990 hasta el 2002). Durante los últimos 150 años, y especialmente a partir de la Segunda Guerra Mundial, la actividad industrial ha provocado que grandes cantidades de carbono que hasta entonces se encontraban almacenado en el subsuelo, sean liberadas a la atmósfera. Esto es grave, si se tiene en cuenta que la vida en el planeta depende de que los niveles de dióxido de carbono no disminuyan ni aumenten en demasía. Sin la presencia de CO2 y otros gases que permiten que el calor quede atrapado cerca de la superficie de la Tierra, la temperatura media atmosférica bajaría a 6ºC. Por otro lado, si aumenta la cantidad de CO2, el agua de los océanos entrará en ebullición.
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