Desde la cima de Corcovado el Cristo Redentor observa cómo a sus pies se levanta una ciudad caótica con penas difíciles remediar. Esa ciudad es Río de Janeiro: reina del carnaval, del fútbol, del crimen, y cuna de la bossa nova en un país que –como bien decía Tom Jobim– “no es para principiantes”.
Los ojos del mundo estarán posados sobre esta ciudad –y el país en general– durante el 2014 a causa del Mundial de Fútbol y las olimpiadas de verano. Sin embargo, más allá de estos eventos, Río se ha convertido en el centro de atención durante los últimos años gracias a su determinación por convertirse en una de las primeras ciudades inteligentes de Latinoamérica.
Río Inteligente
Todo empezó en abril de 2010, cuando Rio de Janeiro fue azotada por severas precipitaciones que causaron la muerte de más de 200 personas y dejaron sin hogar a otras 15.000. Eduardo Paes –quién llevaba menos de dos años como alcalde de la ciudad– manifestó su frustración después de la emergencia al admitir que la burocracia gubernamental de Rio no estaba preparada para afrontar eficazmente ese tipo de problemas. La prefectura contaba con secretarías especializadas, pero no existía prácticamente ninguna coordinación entre las mismas. El alcalde estaba convencido de que Río tenía la capacidad de mejorar, y gracias a la ayuda técnica de IBM y su programa de Ciudades Inteligentes se pudo crear un Centro de Operaciones capaz de comunicarse con los ciudadanos y responder adecuadamente a emergencias.
Originalmente se instalaron 200 cámaras alrededor de la ciudad que podían ser accedidas por medio de las pantallas planas que cubren las paredes del centro de operaciones. Este organismo se creó a finales del 2010 para facilitar la recolección, sincronización y manejo de información de las secretarías en busca de responder a situaciones extremas. Sin embargo, con el paso de los años se ha convertido en un medio para comunicarse con los ciudadanos y facilitar actividades diarias.
Con más de 1.000 cámaras y un multiuso de mapas digitales que hasta Google ha declarado “innovador”, el Centro de Operaciones de la prefectura de Río de Janeiro suministra a los ciudadanos información en tiempo real sobre el clima, las vías de transporte, y por medio de la línea telefónica 1746 registra y canaliza las quejas y sugerencias de todos los ciudadanos. “Antes existían alrededor de cien números de teléfono a los que los ciudadanos podían acudir, dependiendo del problema; hoy en día la línea es solo una”, dice Pedro Peracio, jefe ejecutivo digital del ayuntamiento en Río. El centro no duerme: trabaja 24/7 durante los 365 días del año.
Pero más allá de la nueva e increíble capacidad de recolección de datos del ayuntamiento de Río, el próximo paso para convertirse en una “ciudad inteligente” representa un mayor reto: ¿de qué manera utilizar estos datos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos? Mucha de la información recolectada hasta ahora es sumamente interesante. La mayoría de los accidentes de motocicleta en Río, por ejemplo, ocurren los viernes entre las 5 y las 7 de la tarde. Por los momentos, el Centro de Operaciones se encarga de reaccionar eficazmente ante problemas, pero quizás en un futuro próximo el mismo estará en capacidad de prevenirlos, y los tomadores de decisiones de la ciudad harán sus políticas basándose en el análisis exhaustivo de toda esta información.
Esquema colaborativo
A pesar de que más de 20 millones de brasileros superaron la pobreza extrema en la última década gracias, en parte, a la acción del estado; y a pesar de los intentos del gobierno local por mejorar la vida de sus habitantes, a mediados del 2013 explotaron las protestas masivas que algunos han llamado “la primavera brasilera”.
En Río de Janeiro, las protestas se originaron por el aumento de US$ 0,08 (0,20 céntimos de real) en el precio del transporte. Sin embargo, como Peracio le comenta a IQLatino, las protestas reflejaban un descontento mucho más profundo. Los ciudadanos desean ser escuchados por su gobierno. Desde este punto de vista, la reacción del ayuntamiento de Río de Janeiro fue quizás más inesperada que las protestas.
Peracio, quien se unió al ayuntamiento hace dos años, explica que los gobiernos deben entender que hoy en día los ciudadanos tienen la capacidad intelectual y tecnológica de ayudar a resolver los problemas de sus ciudades. Desde este punto de vista, las protestas de calle son el resultado de la falta de canales de cooperación efectivos entre las personas y los gobernantes.
“Hoy en día votar cada 4 años no es suficiente para construir una democracia” –comparte Peracio. Rio de Janeiro no es la única ciudad latinoamericana que ha sido impactada por esta problemática. Hace unos meses IQLatino cubrió la historia de Santiago Siri, quien creó un partido político en Buenos Aires (Partido de la Red) en busca de transformar una democracia que, según él, está “estancada”. La clave está en el hecho de que por primera vez en la historia, una gran parte de los ciudadanos latinoamericanos –y del mundo– cuentan con acceso a tecnologías sumamente avanzadas y económicas que han transformado todos los aspectos de sus vidas– con la excepción de los sistemas políticos que los gobiernan.
Ante esta situación, la posición de jefe ejecutivo digital creada por el alcalde de Río de Janeiro (tomando como referencia el puesto creado en la Ciudad de Nueva York por el exalcalde Michael Bloomberg) fue fundamental para incrementar la colaboración entre el gobierno y los ciudadanos. Según Peracio, la prioridad no está en crear nuevas aplicaciones o tecnologías, sino en utilizar todas las existentes (Por ejemplo: Google Plus, Facebook, Youtube, Waze) que ya están en circulación. “La idea no es crear una nueva conversación con los ciudadanos sino unirnos a la conversación que ellos ya están teniendo”.
Peracio afirma que el gobierno de Río de Janeiro se ha enfocado en tres pilares que representan las crecientes exigencias del ciudadano común: transparencia, participación y colaboración. En busca de responder a estas exigencias, se han creado iniciativas como RIO+, Google Hangouts con el alcalde Paes, y una alianza estratégica con Waze. RIO+ provee a los ciudadanos un canal para compartir sus ideas y soluciones. Hoy en día, más de 2.000 ideas han sido publicadas en la página web de la iniciativa y el gobierno está en proceso de seleccionar las soluciones que serán implementadas. Por otro lado, el primer Google Hangout contó con la participación de casi 3.000 personas. Finalmente, la alianza del ayuntamiento con Waze permite a los ciudadanos compartir información en tiempo real con el gobierno sobre el tráfico y los accidentes que ocurran.
Rio de Janeiro aún tiene un largo camino por recorrer para convertirse en lo que muchos llaman “una ciudad inteligente” que acumula datos y los utiliza para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, la perspectiva con la cual el ayuntamiento de Rio ha decidido afrontar los retos de nuestra era parece ser acertada. No todos los gobiernos del mundo cuentan con la capacidad de inversión para convertir a sus ciudades en tecnológicas, o para llenar sus calles de cámaras; sin embargo, muchos de esos gobiernos tienen a su alcance ciudadanos con tecnologías de punta dispuestos a colaborar. Estas tecnologías deben y pueden utilizarse para conversar, compartir ideas, y quizás para construir una ciudadanía tan consciente de sus responsabilidades como de sus derechos.