La organización no gubernamental Oxfam-Intermón aprovechó la inauguración de este 16 de enero del Foro Económico Mundial de Davos, que reúne a los países más ricos y sus empresarios, para presentar su último estudio sobre la desigualdad de recursos en el planeta, en el que concluyó que apenas ocho personas entre todos sus habitantes acumulan la riqueza “de la mitad más pobre de la humanidad”.
Ocho empresarios y ocho hombres, recuerda un despacho de la agencia EFE que hacer referencia al informe. Que han acumulado la riqueza equivalente a la que poseen 3.600 millones de personas del mundo, sentencia tal estudio, titulado Una economía para el 99%.
Según EFE, estos ocho son “Bill Gates, de Microsoft; Amancio Ortega, de Inditex; Warren Buffett, mayor accionista de Berkshire Hathaway; Carlos Slim, propietario del Grupo Carso; Jeff Bezos, de Amazon; Mark Zuckerberg, de Facebook; Larry Ellison, de Oracle; y Michael Bloomberg, de la agencia de información económica y financiera Bloomberg”.
“La súper concentración de riqueza sigue imparable. El crecimiento económico tan sólo está beneficiando a los que más tienen. El resto, la gran mayoría de ciudadanos de todo el mundo y especialmente los sectores más pobres, se están quedando al margen de la reactivación de la economía. El modelo económico y los principios que rigen su funcionamiento nos han llevado a esta situación que se ha vuelto extrema, insostenible e injusta”, resume la investigación de Oxfam.
La economía globalizada, añade, “ha beneficiado principalmente a las personas más ricas”. Lo cual se traduce, según sus estudios, en que un pírrico 1% de la población “ha percibido más ingresos que el 50% más pobre de la población en su conjunto”.
“Lejos de transmitirse espontáneamente hacia abajo (en la llamada ‘economía de goteo o de derrame’), los ingresos y la riqueza se vuelcan hacia las capas más altas de la sociedad, y lo hacen a un ritmo alarmante. ¿Cuál es la causa? Las grandes empresas y el poder de los más ricos desempeñan un papel esencial”, explica.
A lo que la agencia EFE agrega, citando a Oxfam: “El ritmo al que los más ricos acumulan cada vez más riqueza podría dar lugar al primer “billonario” del mundo en tan sólo 25 años. Con esa concentración de riqueza, esta persona necesitaría derrochar un millón de dólares al día durante 2.738 años para gastar toda su fortuna”.
Mientras “una de cada diez personas” tiene ingresos menores a dos dólares diarios en el mundo”, recuerdan citando a la directora ejecutiva de Oxfam Internacional, Winnie Byanyima.
La ONG aporta otros datos sonrojantes de sus propias investigaciones, que se mantienen a pesar de que, hace cuatro años, “el Foro Económico Mundial alertase de la grave amenaza que supone el incremento de la desigualdad económica para la estabilidad social”:
“Desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta; durante los próximos 20 años, 500 personas legarán 2,1 billones de dólares a sus herederos, una suma que supera el PIB de la India, un país con una población de 1.300 millones de personas; los ingresos del 10% más pobre de la población mundial han aumentado menos de 3 dólares al año entre 1988 y 2011, mientras que los del 1% más rico se han incrementado 182 veces más; el director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE 100 gana en un año lo mismo que 10.000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh; Estados Unidos los ingresos del 50% más pobre de la población se han congelado en los últimos 30 años [de acuerdo con un estudio del economista francés Thomas Piketty, experto en desigualdad], mientras que los del 1% más rico han aumentado un 300% en el mismo periodo; en Vietnam, el hombre más rico del país gana en un día más que la persona más pobre en diez años”.
“Siete de cada diez personas vive en un país en el que la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años (…). Entre 1988 y 2011, los ingresos del 10 % más pobre de la población mundial aumentaron en promedio sólo 3 dólares al año, mientras que los del 1 % más rico crecieron 182 veces más, a un ritmo de 11.800 dólares al año”, añade EFE.
Un artículo de Diario 16 habla del problema en Latinoamérica y el Caribe por En América Latina y el Caribe. “Una familia multimillonaria latinoamericana ingresa 1.154 veces lo que un hogar del 20% más pobre. Es más, desde la década de los ochenta, no se han visto cifras de aumento de la desigualdad como las de 2015 en la región: siete millones de personas cayeron en la pobreza y cinco millones pasaron a la indigencia”.
El diario El Español entrevista a José María Vera, director general de Oxfam, quien hace énfasis en que esa desigualdad afecta más a las mujeres: “Las mujeres se llevan la peor parte recibiendo menos salarios, sufriendo más discriminaciones en el ámbito laboral y asumiendo aún la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado”.
Si se mantuviera el ritmo actual de la brecha de ingresos entre hombres y mujeres, “llevará 170 años alcanzar la igualdad salarial”, dice EFE, al que Winnie Byanyima habló también sobre la desigualdad de los salarios entre los altos ejecutivos y el resto: “Muchos salarios se estancan mientras las remuneraciones de los presidentes y altos directivos de grandes empresas se disparan, se recorta la inversión en servicios básicos como la sanidad o la educación mientras grandes corporaciones y grandes fortunas logran reducir al mínimo su contribución fiscal”.
“Si sigue esta tendencia, el incremento de la desigualdad económica amenaza con fracturar nuestras sociedades: incrementa la delincuencia y la inseguridad, socava la lucha contra la pobreza10 y hace que cada vez más personas vivan con más miedo y menos esperanza”, advierte el informe.
Oxfam propone “un nuevo consenso” para diseñar un modelo económico “cuyo principal propósito sea estar al servicio del 99% de la población, no de los intereses del 1% más rico”, y que pasa por aumentar los impuestos a las grandes fortunas y rentas más elevadas y ser más estrictos con la evasión fiscal y trabajar en conjunto, gobiernos y corporaciones, para generar salarios dignos para los trabajadores.
“Quienes primero deberían beneficiarse de esta nueva economía son las personas en situación de pobreza, independientemente de si viven en Uganda o en Estados Unidos. La humanidad tiene un talento increíble, una enorme riqueza y una imaginación infinita. Debemos emplear estos recursos para trabajar en la construcción de una economía más humana que beneficie al conjunto de la ciudadanía, y no sólo a unos pocos privilegiados.
Una economía humana daría lugar a sociedades mejores y más justas. Garantizaría empleos estables en los que se pagarían salarios dignos. Nadie viviría con miedo a caer enfermo por no poder asumir el coste. Todos los niños y niñas tendrían la oportunidad de desarrollar su potencial. Nuestra economía florecería dentro de los límites de nuestro planeta, y permitiría que las generaciones futuras recibieran un mundo mejor y más sostenible.
(…) Los mercados deben gestionarse con prudencia en aras del bien común, de manera que los beneficios del crecimiento se distribuyan de forma equitativa, garantizando además tanto una respuesta adecuada ante el cambio climático como la prestación de servicios sanitarios y educativos a la mayoría de la población (en especial, aunque no exclusivamente, en los países más pobres)”, concluye el informe.