El escrito advierte que aunque la caridad debe estimularse, no puede convertirse en el eje de un programa de responsabilidad social porque no impacta ni genera los mismos beneficios que otras iniciativas de sustentabilidad y responsabilidad corporativa.
Hay inequidades dentro de las organizaciones. Por un lado, regalan dinero de forma asistencialista para sentirse responsables comenta Robles. “Pero al interior de sus empresas mantienen una estructura laboral y salarial perversamente inequitativa”, dice la directora de Punto Verde.
Las ‘credenciales verdes’ que acumulan algunas compañías, a través de apoyos a asociaciones no gubernamentales, subsidios, donaciones, reciclaje de papel en la oficina o la insistencia en que sus socios y proveedores sean socialmente responsables.
El informe de Deloitte argumenta que son buenas intenciones, pero aportan poco valor, no para los beneficiarios, sino para los benefactores, porque son actividades dispersas sin alcances a largo plazo.