Tendencias: los mercados emergentes de África

Desde mediados del año 2015, algunos de los más importantes analistas de los mercados mundiales vienen anotando dos tendencias: una, la ralentización en los mercados emergentes -especialmente en el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudafrica)- luego de una década de sostenido crecimiento; y la aparición en el radar de países en el continente africano, cuyas economías han comenzado a crecer de forma considerable. Dos de ellos, la República Unida de Tanzania, país de casi 52 millones de habitantes, y la República de Kenia, que al norte limita justamente con Tanzania, y cuya población es semejante: casi 47 millones de personas.

Mientras tanto otros países africanos viven ahora mismo atroces realidades de hambruna -una verdadera situación de emergencia se vive ahora mismo en Yemen, Sudán del Sur, Nigeria y Somalia, causadas por las guerras, la destrucción de los aparatos productivos y las sucesivas sequías-, los casos mencionados de Tanzania y Kenia guardan en común una serie de elementos: crecimiento de sus economías y de sus clases medias; programas de inversión en infraestructura y educación; y, muy importante, la existencia de un marco jurídico e institucional, a la que suman programas macroeconómicos que tienen como propósito la estabilidad, han comenzado a producir resultados.

A estos dos ejemplos, por ahora emblemáticos de los efectos positivos que pueden producir la combinación de buenos criterios políticos y económicos, se vienen sumando las inversiones que las más grandes empresas del mundo están haciendo en países de África: P&G comenzará a fabricar varios de sus productos en una planta en Sudáfrica, con la que proveerá a las regiones este y sudeste del continente; Kellogg’s Company ha firmado una alianza con Tolaram Africa Foods, para crear una empresa que atenderá el mercado de la región occidental de África. Decenas de las grandes empresas del mundo están, este 2017, evaluando realizar inversiones muy grandes en esos países.

Otro caso de especial interés es el de Nigeria, con una población actual de 188 millones de habitantes, se proyecta como la cuarta nación mas poblada del mundo para el 2030 y la segunda mas populosa para el 2050. Nigeria ha pasado por un período de rescesión económica en el 2015-2016 luego de casi dos decadas de alto y sostenido recimiento, en medio de turbulentos conflictos sociales y políticos al norte del país. Pero se espera retomará la senda del crecimeinto a partir del 2017, año en el que se proyecta un incremento del 2,2% del PIB.

Como sabemos, África es una región del mundo, rica en materias primas minerales y vegetales, pero al mismo tiempo, históricamente afectada por la violencia que desatan el deseo de controlar esas riquezas, y por los ciclos vertiginosos de aumentos y descensos en los precios de las materias primas. Al lector que le interese explorar en el vínculo entre violencia, a menudo ilimitada, y control de las riquezas que contiene el subsuelo africano, le conviene leer La herencia colonial y otras maldiciones, del periodista John Lee Anderson, donde se describen con detalle los casos infernales de Liberia, Angola, Zimbabue, Somalia, Guinea, Libia y Sudán.

La pregunta que muchos se hacen es cuáles de estos países alcanzaran la visibilidad e interés que, como mercado emergente, logró Sudafrica al integrarse al grupo BRICS. Está claro que el potencial de todo el continente se traduce en importantes inversiones extranjeras por buena parte de la geografía africana. Destacan las magnitudes de la inversión China en varios países o las cuantiosas inversiones de origen Brasileño en Angola y Mozambique, dos naciones africanas de habla portuguesa. Para el año 2016 el reporte de inversiones extrajeras en Africa expresaba que el continente africano habia registrado inversión extrajera directa por el orden de los 67 millardos de dólares, destacando además de China y Brasil, inversionistas de origen italiano, kuwaiti, surcoreano y estadounidense, en sectores tan diversos como el energético, maderero, azucarero, la bauxita e incluso la manufactura de pantallas de televisión.

Y en esas riquezas, justamente, radica la potencialidad, pero también la fragilidad de buena parte del continente africano: petróleo, carbón, gas, cobre, platino, diamante y oro, son parte de los bienes que contiene su subsuelo. El gran desafío que tienen ahora los gobernantes de esos países es convertir los momentos de auge en los precios, en inversiones que creen industrias y fuentes de trabajo duraderas y sostenibles en el tiempo. Que eso es posible lo demuestra el caso de Emiratos Árabes Unidos, cuyo PIB, en más de 74% tiene un origen distinto al petrolero.

Una revisión de la situación, país por país, revela un fenómeno cada vez más extendido: estás multiplicándose, a un ritmo prometedor, las pequeñas empresas. La poderosa diseminación de la telefonía móvil que se ha producido en muchos de los países de la región ha servido no solo para construir una red de medios de pago, sino que ha impulsado la creación de empresas familiares de servicios y de productos de distinta índole. Hay un “emprendimiento africano”, tal como ha sido denominado por los expertos, que goza de cinco ventajas que mencionaré a continuación.

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El primero de ellos, es que se trata de un continente demográficamente joven: África no está amenazada, al menos en los próximos 30 años, por el envejecimiento que afecta a Europa, y su población está creciendo como en ninguna otra parte del planeta. Dos: es la región del mundo que más rápidamente se está urbanizando. Tres: los indicadores señalan una rápida absorción e incorporación de nuevas tecnologías. Cuatro: el crecimiento de los servicios financieros en la región está creando, de forma paulatina, positivas experiencias en la expansión del uso del crédito con fines productivos. Y, cinco, sus materias primas siguen contando con una poderosa demanda desde todo el resto del planeta.

Estas líneas, no son más que un somero panorama de un cambio que está dando sus primeros pasos, y que nos exigirá revisar la percepción o las imágenes que sobre el continente africano han predominado en nuestros pensamientos. África, a pesar de las enormes dificultades que todavía afrontan algunos de sus países, se enrumba a un nuevo estatuto que, en un tiempo de una o dos décadas, no más que eso, colocará a varios de sus países como factores de influencia en la escena mundial. A quienes interese la cuestión de la política y la economía mundial, no debe perder de vista lo que allí está ocurriendo: África está comenzado a ser también, fuente de buenas noticias económicas.

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