La tarea del trabajador social como agente de cambio y su decisivo aporte a la resolución de problemas tanto sociales, como laborales y está en el centro de una conferencia internacional que tiene lugar en Quito-Ecuador.
Con miras a crear nuevas carreras de master, catedráticos del sector de toda Iberoamérica se reúnen en torno a temáticas tales como la responsabilidad social empresarial en la calidad de vida de las poblaciones. O a innovadores enfoques que aspiran a mejorar el día a día de los ancianos y las relaciones intergeneracionales.
Hermann Van de Velde, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de Managua, citado en un reportaje de la Detusche Welle, apunta que en un momento en que por toda América Latina crepitan conflictos entre poblaciones y empresas, han querido ofrecer un aporte “para transformar nuestros contextos orientándolos a mayor calidad de vida”.
“No son importantes sólo en su trabajo con la sociedad civil, sino dentro de las instituciones estatales. En nuestro enfoque el sector estatal, el sector privado y la sociedad organizada o no deben cooperar genuinamente orientados a mejorar la calidad de vida”, afirma Van de Velde.
“En América Latina tenemos realidades muy fuertes e impactantes donde hablar de responsabilidad social empresarial con impactos en calidad de vida tan sentidos, no es nada fácil”, explica Van de Velde, belga de nacimiento y docente en Nicaragua desde la década de los 1980.
“No tiene sentido que por un lado, una empresa que afecta la calidad de agua de una comunidad, por otro lado quiera hablar de responsabilidad social empresarial al construir una escuelita para que la gente está tranquilita y que no proteste”, afirma el pedagogo social.
“El trabajador social es uno de los profesionales con la cabeza mejor amueblada, es un nexo de unión muy importante entre la empresa y los trabajadores, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas”, explica a DW Ramón Morcillo López, profesor de la Universidad de Alicante y presidente de la Fundación para la Creación de Empleo Juan Huarte de San Juan (Fundcrea).
Fuente: Reportaje publicado originalmente en la DW | versión IQLatino
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