“Trabajadores Indocumentados”: El verdadero poder detrás del sector agrícola estadounidense

EE. UU. tiene la responsabilidad de regularizar a los trabajadores del campo y presentar una estrategia agrícola que beneficie a los indocumentados que componen este sector.

El sector de la producción agropecuaria es de vital importancia para los Estados Unidos. La producción de alimentos tales como carnes, lácteos, vegetales y frutas, sustentan la mayoría de la alimentación en el país. Los inmigrantes representan el 73% de los trabajadores del campo en los Estados Unidos. De ellos, una inmensa mayoría es de ascendencia hispana. Imaginar un escenario en el que la alimentación nacional no dependa de estos inmigrantes es muy difícil.

El censo del 2020 ha demostrado cómo el crecimiento poblacional de las zonas urbanas  ha incrementado, mientras que en las comunidades rurales, ha disminuido. En los últimos años, el número de nuevos inmigrantes que llegan al país para trabajar en la agricultura se ha reducido en un 75 por ciento. Zonas de alta producción agrícola como Nebraska, Kansas, Nuevo México, Carolina del Norte, Iowa, entre otros, han reducido la población en la mayoría de sus  condados. La agricultura representa más de un trillón de dólares para la economía americana. Diversas variables, tales como el aumento de los salarios en otras áreas de la economía, han influido en la escasez de mano de obra en las granjas de los Estados Unidos, lo que dificulta a muchos productores mantenerse en el negocio y expandir sus operaciones. Otro aspecto del problema, es que los trabajadores que siguen activos están envejeciendo, lo que significa que la escasez de mano de obra probablemente empeorará a medida que se jubilen. Es por esto que la mano de obra inmigrante es de vital importancia  para el funcionamiento,desarrollo y  progreso de la economía de los EEUU.

Más del 50% de los trabajadores agrícolas son indocumentados, por ende no gozan de ninguna estabilidad -ni ellos ni sus familias-, y no reciben protección dentro del marco legal en el que están amparados los trabajadores en los EEUU. Esto, a pesar de que la gran mayoría lleva más de 10 años viviendo en el país. La principal vía legal para que la mayoría de los agricultores empleen mano de obra extranjera es a través del programa de visas H-2A. Estas visas permiten a los dueños de las tierras contratar a trabajadores no ciudadanos para trabajos estacionales y temporales. Sin embargo, el problema es que estos trabajadores reciben salarios inferiores a los ofrecidos, menos trabajo del prometido, viviendas no habitables, condiciones de trabajo peligrosas e incluso  en algunos casos trabajo forzoso.

Los trabajadores inmigrantes pagan impuestos y contribuyen al PIB de la economía Americana, a pesar de no estar protegidos por ninguna ley de empleo. La mano de obra agrícola depende de millones de trabajadores indocumentados. La ausencia o deportación de estos trabajadores tendría consecuencias catastróficas para la producción alimentaria del país. Por ejemplo, si los trabajadores inmigrantes desaparecieran del sector lechero, el desempeño económico disminuiría entre 30 y 60 billones de dólares al año

Uno de los grandes problemas que enfrenta la agricultura en los Estados Unidos, es que constantemente  muchos de los trabajadores del campo cambian a sectores menos demandantes y difíciles, debido a las duras condiciones con las que deben convivir en el campo.  

La estabilidad del sector agrícola depende de darle estatus permanente a los trabajadores inmigrantes  y de  crear programas de inclusión laboral para estos. A diferencia de lo que se cree, mejorar las condiciones laborales no incrementa el precio de los productos. De hecho, el modelo económico se adaptaría a la producción correspondiente a cada trabajador y le otorgaría un efecto definitivamente positivo en el PIB de los Estados Unidos. 

La regularización del estatus migratorio de los trabajadores agrícolas incrementaría positivamente el ratio de empleos de la nación y mejoraría incluso el desempeño de  los trabajadores nacidos en los Estados Unidos. La necesidad de un salario digno es un derecho fundamental del ser humano y la reforma migratoria abre el camino para una mejora sensible en el salario de los trabajadores inmigrantes del sector agrícola. El salir de la sombra laboral para legitimarse como trabajadores, incluiría a estos miembros activos y valiosos de la sociedad en la participación activa de la comunidad, generando un agregado económico y social para todos los que ven a los Estados Unidos como su hogar permanente.