João Stanganelli Junior tiene 64 años. Desde que tenía 38, su piel comenzó a despigmentarse por el vitiligo: comenzaron a formársele en el cuerpo grandes manchas blancas, ajenas al color natural de su tez, porque las células responsables de la pigmentación, los melanocitos, dejaron de producirle la melanina.
Durante largo tiempo, Stanganelli, originario de Santo André, en la región metropolitana de São Paulo, en Brasil, se dedicó a la cocina. Acercándose a su edad de jubilación, bajó el ritmo de su actividad. Quería dedicarse a algo que diera más tranquilidad a su mente. Su esposa Marilena le sugirió que comenzaran juntos a aprender a tejer en croché (ganchillo). Comenzaron en 2018. Stanganelli lo intentó hasta que le salieron callos en los dedos, pero una vez que captó los giros de la técnica pudo completar su primer proyecto en solo cinco días, una muñeca para su nieta Isabella: una muñeca con manchas de vitíligo para que su nieta lo recordara.
Una foto de él con la muñeca circuló en el entorno de Stanganelli. No tardaron en pedirle muñecas personalizadas.
Así nacieron las Vitilindas y los Vitilindos, muñecas y muñecos con vitiligo que hace João Stanganelli para que las niñas y niños que viven con esta condición se sientan representados. Stanganelli los hace en la ciudad donde vive, Bragança Paulista (otra municipalidad de São Paulo) y desde allí atiende los pedidos.
Según la Organización Mundial de la Salud, el vitíligo no tiene un tratamiento definitivo para su cura y afecta al 1% de la población mundial. El efecto psicológico para quien padece vitiligo, con los patrones dominantes de la belleza en nuestras sociedades, puede ser alto.
João Stanganelli dijo en una entrevista con Jeremiah Rodríguez de CTV News que el vitíligo no le ha causado mayores inconvenientes, pero es empático con quienes se sienten más afectados, en particular los niños. Hay gente que le ha dicho que las muñecas y muñecos les han ayudado con su autoestima.
“Mi visión sobre el vitíligo parece ser muy diferente de la visión general. Creo que es necesario primero que tengas el vitíligo. Después de esta aceptación, escoges hacer lo que quieres hacer”, dijo Stanganelli, por otra parte, a Mindaugas Balčiauskas y James Caunt, de Bored Panda.
La historia de Stanganelli y sus Vitilinda y Vitilindo ha recorrido el mundo a través de las redes sociales y, como consecuencia de ello, también en entrevistas con medios de comunicación de Brasil y de otros países. Los pedidos y las respuestas de la gente son numerosos.
João Stanganelli amplió su catálogo a muñecas en sillas de rueda, con lentes de aumento, con psoriasis y con alopecia areata, una enfermedad autoinmune que afecta con más frecuencia a niños y jóvenes, con una o varias placas de caída del cabello, según la Organización Mundial de la Salud.
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Tati Santos de Oliveira escribió un libro para su hija de tres años con vitíligo, Una niña hecha de nubes. En la historia, la protagonista tiene un secreto especial: tiene manchas hechas de nubes. Con ello, la autora quiso hacer un tratamiento de la aceptación del vitíligo con delicadeza, según dijo a los periodistas de Boredpanda.
Stanganelli hizo la muñeca de croché de esa menina.
João Stanganelli continúa trabajando en la cocina, pero con menos intensidad, afirmó en las entrevistas. Dice que, a pesar de los callos en los dedos, no parará la confección de esas muñecas y muñecos a ganchillo, por “la alegría que le da que la gente se aproxime”, según el reportero de CTV News.