Cuando en 2016 se agudizaba la desnutrición en la población venezolana, el nutricionista Oscar Vásquez comenzó su maestría en Planificación Alimentaria y Nutricional. Entonces atendía a 20 niños diarios en un consultorio de Los Valles del Tuy, en las afueras de Caracas, al centro norte del país.
“No había uno que saliera de su consultorio sin ser diagnosticado con desnutrición moderada o grave”, escribe en su crónica la periodista Alexandra Sucre, quien contó la historia de Vásquez para La Vida de Nos que aquí reseñamos.
Esos estudios de postgrado de Vásquez iban a significar una mejoría para sus pacientes.
En febrero de 2019, el nutricionista hizo la prueba final de su tesis de maestría, un alimento calórico y nutritivo preparado con maní y chocolate y mezclas de vitaminas y minerales empacados en sobres de 100 gramos. La aplicó a 10 niños, sus pacientes, que en su dieta diaria solo tenían arepas de maíz pilado, sin relleno o con margarina, caraotas (frijoles negros) o lentejas y una taza arroz, detalla la periodista.
Sucre describe que a los cuerpos de estos niños que vio en la consulta de Vásquez –y sus madres jóvenes—“se les adivinan con facilidad los huesos”.
El alimento que Vásquez dio a estos 10 niños de 0 a 3 años los llevó a las tallas que corresponde a sus edades. Según los criterios de Unicef, los que tenían desnutrición moderada tomaron dos sobres diarios de ese alimento; los que tenían desnutrición severa, tres. En menos de un mes, aumentaron en promedio dos kilos y medio de peso. Pasaron “de una desnutrición moderada a un peso normal”, escribe la reportera. El alimento “está diseñado para evitar la pérdida de capacidad intelectual por falta de nutrientes”.
“Óscar los veía más animados y despiertos. Notaba que los ojos les brillan”, describe la crónica.
Vásquez comenzó a desarrollar el alimento a comienzos de 2018 en la investigación para la tesis de su maestría en Planificación Alimentaria y Nutricional, reporta la periodista de La Vida de Nos. Como relata Sucre, el investigador se guió por el Codex Alimentarius de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura(FAO) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según esta guía, los suplementos alimenticios deben tener la composición ideal de minerales y vitaminas que dé los nutrientes suficientes: se llama “premezcla”.
Vásquez escogió ajonjolí, merey, maní y cacao para comenzar a hacer las pruebas. Con ellos hizo cinco alimentos distintos, combinados todos con la premezcla, y leche en polvo y aceite: uno de merey, uno de merey con chocolate, uno de maní, otro de maní con chocolate y otro de ajonjolí. Los creó en los laboratorios de la Universidad Simón Bolívar de Caracas.
Para financiar estos ingredientes y las pruebas de laboratorio en un mercado con hiperinflación como el venezolano, Vásquez contó con ayuda. Alexandra Sucre cuenta que una persona que quiso mantenerse anónima, conocida o de sus compañeros o de su tutora, financió todo el proceso, desde los ingredientes y las pruebas hasta el producto final. Con la hiperinflación, los precios cambian con las horas, no duran más de un día. Los laboratorios, según reportera, colaboraban con Vásquez manteniéndolos un tiempo más o haciendo un aumento muy pequeño.
Vásquez, continúa Sucre, probó los productos con 100 niños. También les dio un “alimento terapéutico listo para el consumo”, que es proteico y sigue los estándares internacionales para el tratamiento de la desnutrición. Lo usa, informa la periodista, el estatal Instituto Nacional de Nutrición venezolano. Al entregar los dos, Vásquez “quería valorar la aceptación de su alimento con respecto a la fórmula internacional”, escribe Sucre.
El 89% de los niños aprobó el de maní y chocolate. Lo prefirieron, incluso, por encima del internacional.
Su producto final se convirtió entonces en una pasta cremosa, para que los niños, tan pequeños, anémicos y débiles por la desnutrición, pudieran digerirlo con facilidad.
De hecho, cuando hacían las investigaciones de campo, Oscar Vásquez y su compañero médico Francisco Peñalver, fueron de puerta en puerta a las casas de familias que serían posibles receptoras de su tratamiento. Encontraron niños con fiebre, vómitos, diarreas, infecciones , causados por la desnutrición. La periodista Alexandra Sucre cuenta que Vásquez y Peñalver los refirieron a hospitales para que se recuperaran y pudieran optar después al tratamiento.
Los diez niños a quienes Vásquez dio el alimento de maní y chocolate no tenían enfermedades previas ni eran alérgicos a esos ingredientes.
En febrero de 2020, Oscar Vásquez aprobó su tesis de maestría con mención publicación. Justo ese mes, el Reporte Mundial de Nutrición 2020 del Global Nutrition Report mostró que en Venezuela “la prevalencia nacional de retraso en el crecimiento de menores de cinco años es de 13,4% que es inferior al promedio de países en desarrollo, de 25%. La prevalencia de adelgazamiento de menores de cinco años en Venezuela es de 4.1%, también es menor que el promedio de los países en desarrollo de 8.9%”, como informó El Correo del Caroní.
La evolución de los 10 niños que recibieron el tratamiento de Vásquez es indiscutible. “Estos resultados son más alentadores de lo que cree el propio Óscar: el producto puede ser usado en emergencias alimentarias y nutricionales donde la desnutrición aguda tiene una mayor incidencia”, escribe la periodista de La Vida de Nos.
Oscar Vásquez quisiera que el alimento que creó se produzca y distribuya de forma masiva en Venezuela, dice la crónica. También lo confirmó a IQ Latino. Por ahora, la crisis de la pandemia mantiene detenido el avance de su proyecto. “Aún no hemos podido realizar algo más por el tema del COVID, solo algunas recomendaciones a grupos de personas”, escribió Vásquez en mensaje privado de Twitter. Esas recomendaciones, agrega, son sobre cómo combinar grupos de alimentos a pacientes que van a su consulta.