Venezuela: iniciativas sociales que atenúan la crisis. Parte 2: Transformar la consciencia

Es de la naturaleza humana sacar luz del abismo, responder con creatividad en medio de las más tenebrosas circunstancias. Está demostrado en la historia del mundo, una y otra vez. Ocurre en Venezuela. Aunque son muchos los momentos en los que parece que se cierran todas las salidas, grupos cada vez más numerosos de sus habitantes se organizan para encontrarlas con sus propios medios y contribuir a la transformación de la sociedad, con miras a un alcance duradero. Ayudar a resolver lo más inmediato y a construir un cambio de consciencia de mayor calado. Lo hacen sin estridencia, con menos resonancia en la opinión pública, pero con el propósito de movilizar al colectivo para que actúe y haga parte de ese cambio.

En esta segunda y última parte de la serie hablamos de los proyectos que van directo a la consciencia. Hacen frente a las emociones, desmontan patrones de violencia en los epicentros de ella, apelan a lo lúdico, y a la ternura y pureza de los niños, para evitar replicar esos patrones, y reconocer que todos, sin excepción, tenemos un rol que jugar en la transformación del entorno y, a escala completa, del planeta.

Seguro hay muchos más ejemplos: si los conoces puedes comentarlo abajo.

madres-promotoras-de-pazMadres promotoras de paz: Luisa Pernalete es una maestra con una larguísima trayectoria en el movimiento educativo Fe y Alegría, que hace 60 años trabaja en los sectores populares de Venezuela y hoy tiene “140,000 alumnos en el país, 122.000 de ellos niños, niñas y adolescentes”, según Pernalete. En 2010 comenzó a ensayar en Ciudad Guayana, al sur de Venezuela, los primeros ejercicios de este programa que tiene como propósito desmontar los patrones de violencia, tan arraigados y normalizados en la sociedad venezolana, en las madres de esos niños y adolescentes que son potencialmente víctimas y victimarios, en concreto en las zonas populares, donde la violencia es más intensa. Ese año, cuenta Pernalete, la violencia recrudecía. “No sólo violencia directa sino violencia de todo tipo”, dice. Los maestros de Fe y Alegría, agrega Luisa Pernalete en un reportaje televisivo de HBO, comenzaron a ver morir a sus estudiantes asesinados. “Esa es la situación venezolana: tú puedes morir en cualquier momento. Enterrar a un alumno no se puede describir. El primer alumno que enterré tenía 11 años, se llamaba Miguel y lo mataron porque defendía a su papá cuando lo iban a atracar. No puede ser normal que una maestra entierre a un alumno. Fe y Alegría empezó a decir tenemos que hacer algo”. E hicieron. En el reportaje de HBO, Pernalete y otras maestras del programa explican que los actores principales son los alumnos, las maestras y las familias. “Decidimos empezar con las mamás. Nace explícitamente para prevenir, reducir y erradicar los sufrimientos que genera la violencia, verbal, física y psicológica”. Un documento de presentación de Madres promotoras de paz indica que trabajan primero con las madres, porque “están los primeros años de vida con los chamos, quieren a sus hijos y todo el mundo le echa la culpa”.  En el curso básico, trabajan a tres niveles. El primero, el personal de las madres mismas, para que reflexionen sobre su infancia y adolescencia, para que sean conscientes de que pueden haber sido víctimas y victimarias y hagan las paces con ello. “A pesar de tener un entorno violento, podemos ser distintos y no repetir la historia”, dice Pernalete en el programa de televisión. El segundo nivel es el familiar, se procura que las muejres mejoren la comunicación intrafamiliar, comprendan a sus hijos, disminuyan los riesgos en sus hijos de convertirse ellos en víctimas o victimarios: las mujeres se convierten en comadres. En el tercer nivel, toman consciencia de que son ciudadanas, de que por derecho les corresponde, como a todos, vivir en paz, de acuerdo con la Constitución y las leyes, que las protegen a ellas y a sus hijos; tienen el derecho de exigir al Estado que cumpla con su obligación de proveer esa protección. “A mí me toca ser mejor madre y hacer que los niñso no se salgan de la escuela, pero no perseguir a los violentos; hay que saber exigir al Estado sus responsabilidades”, detalla Pernalete en HBO. “Inicialmente se trababa de dar herramientas a las madres de sectores populares para que pudieran obtener paz personal, luego mejorar la convivencia con sus hijos y luego cooperar con la escuela. Ahora también le damos mucha importancia a las alianzas que esos grupos iniciales puedan hacer para incidir en la prevención, reducción y erradicación de diversos tipos de violencia en la comunidad”, añade Pernalete a IqLatino. “la mirada amorosa es la que nos va a permitir tener pensamientos y elementos positivos”, comenta en la pieza televisiva, donde además explican que “en cada manzana” quedan formadas madres promotoras de la paz que adoptan de 15 a 20 niños, que trabajan para que ellos “no lleguen a esa etapa” de violencia. El programa se convierte ahora en un programa nacional, asegura Pernalete a IqLatino. En lo que resta del año, están formando a unos 70 facilitares “para casi todo el país”. “Eso permitirá la multiplicación de los cursos y esperamos que la mayoría llegue a conformar grupos que tendrá [mayor] incidencia. En Guayana los pocos grupos organizados son referencia en su comunidad y en la ciudad. Están en barrios violentos y las acciones de las Madres siembran esperanza. No es lo único que hay que hacer pero es una velita en medio del apagón”. Y concluye en el reportaje de HBO: “Tenemos que desacostumbrarnos de esta situación. Que las madres vean que uno puede ser feliz haciendo el bien. Esto tiene que ser una cosa que tú digas ‘esto vale la pena’. Vas sumando esos momentos de historias pequeñas y diciendo ‘lo chiquito es anticipo de lo grande’. Yo sé que es posible revertir al cultura de la violencia, lo cual no digo que sea fáci: lo que digo es que no es imposible”.

14517389_1204304896294822_5764311392072900661_nLaboratorios de arte, ambiente y aprendizaje sostenible: Adriana Barrios, artista plástica, atendió en 2014 la convocatoria de la partida de Presupuesto Participativi del brazo de responsabilidad social de un banco venezolano para presentar su proyecto con efectos en las comunidades, un laboratorio de arte para niños y adolescentes con materiales reciclables como materia prima. El suyo quedó entre los cinco ganadores. Hicieron una primera ejecució con los hijos de los empleados del banco, otra en el colegio para los hijos de los profesores de la Universidad Central de Venezuela con las obras de arte de su campus, Patrimonio de la Humanidad, como referencia para los niños, con esponjas de alambre y materiales plásticos moldeables, cuenta Alma Ariza, asesora de comunicaciones y gestión cultural del programa, que se convirtió en un “taller experiencial interdisciplinario (…) que promueve dinámicas de aprendizaje y acción sobre conciencia ambiental, con base en el modelo de múltiples inteligencias y la relación arte-identidad-naturaleza”, dirigido a niños y adolescentes de entre cinco y 16 años, como dice la presentación elaborada por Ariza. Lo que significa que el programa no está solamente dirigido a liberar la creatividad a través del arte, sino a potenciar cualidades intrínsecas como la empatía, la importancia de la colaboración mutua y el trabajo en colectivo y la capacidad natural del juego, siempre con materiales reciclables, para despertar la consciencia del impacto de la actividad humana en el planeta. Estas cualidades “se aplican en favor de convertir a los participantes en creadores y multiplicadores de una cultura de conservación del paisaje natural y urbano, a partir de la comprensión de la huella ecológica que deja el propio mundo emocional”, dice la presentación del laboratorio. “El Laboratorio es un espacio que fomenta el pensamiento imaginativo y la expresividad. Proporciona capacidad de análisis sobre los factores que desarmonizan el ambiente, desde lo cotidiano. Es un terreno fértil para ampliar las perspectivas, el potencial individual de cambio, y la conexión entre sueños y acciones. Es un proceso que demuestra la importancia de la coherencia conductual en la transformación de la relación sistemas humanos-biosfera. Es una oportunidad para acercarse a las ventajas de vivir con prosperidad, compasión y solidaridad, asumiendo el respeto hacia cada ente del universo, en su singularidad, y como parte indivisible de nuestro ser”. La fundación Arts Connection aportó fondos en 2014 y 2015, cuenta Ariza, para llevar el laboratorio a la comunidades populares de Las Mayas y en Filas de Mariche en Caracas y en Ocumare de la Costa, en el estado Aragua. Trabajaron motivos navideños con cartón;  miraron El Ávila, la montaña que bordea a la ciudad por el norte, y a partir de ella crearon; establecieron una conexión amorosa con el mar. Hicieron un taller en Turumo, con el auspicio de Liberty Express y próximamente harán otros.  Adriana Barrios se encarga de la creación artística y de la gestión de la donación de materiales para trabajar. Ariza se sumó al proyecto de Barrios poco después de que ganara el concurso de aquel banco y aportó el manejo de las emociones en los distintos tipos de inteligencia: “Una emoción mal gestionada puede ser tan contaminante como un derrame petrolero. Una persona con inseguridad, temores, problemas de estima y resentimientos, no está en capacidad de auto observarse y apreciarse, y mucho menos podría conectarse con su entorno y valorarlo. Aún siendo partícipe de prácticas ecológicas, carga consigo el riesgo de la distorsión y la toxicidad, por el simple hecho de que no ha concientizado sus acciones desde la claridad de sus motivaciones y desde la atención al flujo de sus estados emocionales, los cuales corren el riesgo de desbordarse, reprimirse o evadirse”, dice la presentación que escribió. “El objetivo primordial es demostrarle al individuo, desde una temprana edad, y por medio de los aportes de la Neurociencia a la Educación, que no hay posibilidad de que la dignidad humana prevalezca, si primero no hay un reconocimiento de esa humanidad. El estado interno en el ser humano requiere de un orden para que exista coherencia entre pensamiento, emoción y acción, al momento de asumir un rol protagónico en la defensa del medio ambiente y de la armonía de la naturaleza. Es por ello, que tal armonía no es posible si no se ha comprendido y asumido primeramente hacia lo interno”, agrega. Ariza dice que lo primero que se manifiesta cuando hacen los talleres es el trabajo mancomunado: además de los niños, participan los voluntarios, los padres, los maestros, crean juntos; tienen interés en experimentar la conexión de las emociones con lo que se expresa. “Nadie queda sin hacer nada. Es un clima de comunidad y compenetración que se da instantáneamente. Resaltamos todo el tema del espitiru colaborativo, compartir los materiales y al mismo tiempo nadie está obligado a hacer nada. Al final reunimos todo y de eso se sacan fotos, se llevan sus trabajos para sus casas. Es un ambiente de muchísima tranquilidad y concentración. El impacto que causa a la persona tomar consciencia de cuán tóxica puede ser una emoción mal gestionada y  de lo importante que es cada persona en la salvación del planeta independientemente de su origen y de su estatus, todos son respetados y valiosos por igual. Si también como ser humano no respeto la diversidad, no acepto a los otros en sus diferenciadas socioculturales, el planeta tampoco se salva”, cuenta Ariza. El laboratorio aspira a convertirse en un programa continuo, con más patrocinadores, ampliado a más comunidades. “Nuestra primera aspiración trabajar en las  área más necesitadas, comunidades de  muy escasos recursos donde  no tienen esta oportunidad de trabajar de esta forma ni de tener esa riqueza de materiales”.

escarabajoCuentos del Escarabajo: No hacía mucho que Larissa Hernández había regresado a Caracas desde Colombia. Inspirada en experiencias previas de los dos países (los bibliobuses del Banco del Libro, la bibliofalca, los biblioburros, la bibliobici; La Carreta Literaria de Martín Murillo y el Biblioburro de Luis Humberto Soriano),  propuso a Maite Dautant, cuentacuentos, hacer algo para promover la lectura entre los niños a través de la recreación. Ya disponía de lo fundamental: libros infantiles que tenía en casa y su Volkswagen Escarabajo. Crearon entonces la Biblioteca Móvil Cuentos del Escarabajo y la echaron a andar en febrero de 2016. “Mi idea original era trabajar en la zona rural de El Hatillo [al este de Caracas]. Empezamos a precisar algunas ideas y a definir cómo y dónde empezar. Hicimos una propuesta a la alcaldía de ese municipio. Una vez que la revisaron, acordamos unas primeras acciones y organizamos un primer cronograma de actividades”, cuenta Hernández a IqLatino. Contactaron entonces a Cristina Molinati y Norma Guadarrama, también cuentacuentos y especialistas en promoción de la lectura. Participaron en la primera actividad con niños en marzo, en el aniversario de la ludoteca de la alcaldía de Chacao, en Caracas. “Actividades de promoción de lectura que buscan propiciar la construcción del mundo interior de niños y jóvenes a partir de la experiencia estética que ofrece la literatura”, describe Hernández, quien dijo también a El Nacional: “Nos emociona ver esa libertad que expresan los niños al interpretar el cuento desde su realidad. Se divierten jugando, pintando, intercambiándose los creyones. Las experiencias con actividades infantiles siempre son gratificares”. Cuentos en voz alta, lecturas por cuenta propia de los niños, dibujos: jugar juntos a través de la literatura. La Biblioteca Móvil del Escarabajo está inscrita en el Picnic de Palabras, un movimiento global que se fundó en Bogotá en 2012 y que se ha expandido, además de a los Cuentos del Escarabajo de Caracas, a otras 20 ciudades de la misma Colombia, Argentina, Chile, Ecuador, Brasil, Estados Unidos, Italia y México. Cuentan con más de 350 ejemplares, según el periódico. “Hemos estado organizando las donaciones que hemos recibido tanto de particulares como de la editorial Camelia. Con dichas donaciones esperamos conformar una colección que nos permita ofrecer una variedad de lecturas a nuestros usuarios y, en el mediano plazo, poner en marcha un sistema de préstamo circulante”, añade Hernández.  El 17 de diciembre participarán en El Calvario Puertas Abiertas, el  proyecto que dirige Cheo Carvajal para acercar las zonas populares al resto de la ciudad, en el barrio popular del mismo nombre en Caracas, donde ya ha llegado el Escarabajo cargado de libros antes y donde ya tiene un espacio que la propia comunidad les cedió: en septiembre compartieron con los niños de allí las historias de Roald Dahl. Y esperan para ese día diciembre la reinauguración de la biblioteca de esa comunidad. “El espíritu de nuestro proyecto es justamente llevar los libros a zonas populares. Por eso ha sido tan importante para nosotros que la comunidad de El Calvario nos haya recibido con tanta generosidad (…). Eso nos ha permitido conocer mejor a los niños y organizar una planificación regular pero también nos ha dado la posibilidad de apoyar propuestas surgidas de la propia comunidad, como la reactivación de su biblioteca”, abunda Larissa Hernández.  Para seguir operaciones el año que vienen, activarán desde este mes una campaña de crowdfunding en las plataformas PatrocinARTE e Indiegogo.” Esperamos atender al menos 1700 niños de Caracas durante 24 horas de actividades de lectura en voz alta al año y 48 de talleres de promoción de lectura”, dicen en la presentación publicada en Nexso, otra plataforma que conecta a innovadores, emprendedores e inversores de América Latina

diplomado-mk-gandhi-pieza-de-rrss-corregida2Diplomado Gandhi en acción: En octubre comenzó en la Universidad Metropolitana de Caracas el primer diplomado de no violencia. MK Gandhi en acción: una experiencia venezolana, se llama, y es el resultado de una alianza entre esa casa de estudios, la Universidad Central de Venezuela y la asociación Mahatma Gandhi Venezuela. Está dirigido a “profesores, profesores, líderes comunitarios, jueces de paz y ciudadanos en general, interesados en fortalecer y desarrollar sus capacidades en las áreas de resolución de conflictos y no violencia, inspiradas en el pensamiento de M. K. Gandhi”. Su propósito es promover el cambio cultural “que permita la difusión de estrategias de no violencia y resolución pacífica de conflictos, así como la práctica de habilidades que conlleven hacia la construcción de paz en la vida ciudadana y comunitaria del país”. De acuerdo con el brochure que proporcionó María Elena Lorenzo, coordinadora académica del diplomado, a IqLatino, “promover un cambio en la cultura de la violencia, debido a la falta de estrategias de consolidación de la paz y de los comportamientos no violentos en la vida comunitaria”. Además de Gandhi, el diplomado también tiene inspiración en “otras figuras relevantes que han promovido la paz, la no violencia y la resolución de conflictos”. El diplomado tiene una duración de 192 horas académicas, dividido en cuatro módulos que enseñarán 10 profesores: “Mi vida es mi mensaje,” que “presenta los fundamentos de la vida de Gandhi y los principios que este promovió para el desarrollo de la filosofía de la verdad y la no violencia (…) desde su autocrítica biografía y el material bibliográfico y cinematográfico disponible” –también estudiarán a Martin Luther King y Nelson Mandela–, además, de discutir los 10 principios del pensamiento de Ghandi y su aplicabilidad en la vida familiar, laboral, comunitaria, nacional e internacional; “Sé el ejemplo que quieres ver en el mundo”, que usa lo estudiado en la biografía de Ghandi para estudiar la transformación en la acción de la no violencia en casos latinoamericanos y de resto del mundo, además de analizar el rol de la ciudadanía y los grupos sociales y conceptos como mayorías y minorías activas, resistencia, sensibilización social y relaciones sociales, en esta transformación; “Solamente en la no violencia puede la verdad expresarse plenamente”, que introduce los conceptos de desobediencia civil, resistencia pasiva y no cooperación con lo que se considere incorrecto y dañino como fundamentos del pensamiento de Gandhi y, a la larga, con la justicia social. “Gandhi hace referencia a que ‘una sociedad cuya vida pasa por la codicia organizada y por el terrorismo y la opresión sistemáticos siempre tenderá, dado su persistente estado de desorden y confusión moral, a ser violenta’. Indica que no cooperar con el desorden y la confusión moral es un compromiso para quien quiere promover la paz”, y la “liberación real”: liberarse de la venganza, además de estudiar las raíces de la violencia como intrínseca al ser humano –aunque para Gandhi la no violencia es más natural que la violencia–, y, por tanto, la paz comienza a sembrarse allí mismo, “dentro de las estructuras cerebrales del mismo ser humano”; y “La persona que no está en paz consigo misma será un persona en guerra con el mundo entero”, que estudiará experiencias que ya existen en Venezuela con estos principios y que ya tienen impacto en el país y fuera de él, y los estudiantes también presentarán proyectos “de acción social transformadora” que ya han ido diseñando desde el principio del diplomado. En el inicio del curso estuvo presente el bisnieto de Ghandi, Tushar Gandhi. En este último módulo María Elena Lorenzo es una de las profesoras.

yoga-en-los-barriosYoga en los barrios: En 2013 empezó en Petare, en el este de Caracas, considerado la favela más grande de América Latina por el conjunto numeroso de barrios que lo conforman. Joel Ignacio Valencia, arquitecto que durante diez años había trabajado con las comunidades de las zonas populares desde el Centro Ciudades de la Gente de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela en la que estudió, y además era practicante de Yoga en Caracas, decidió sumar a sus profesores a la iniciativa de llevar las enseñanzas del Yoga a los barrios menos favorecidos. Comenzaron en el barrio Julián Blanco de Petare, que Valencia conocía bien, en el sector de Filas de Mariche. Allí van desde entonces cada sábado profesores voluntarios desde entonces y se instalan en la terraza/platabanda de la casa de los misioneros claretianos, con clases para adultos y niños. “Esta iniciativa nace de la impotencia de que las instituciones competentes no vean , no escuchen y no actúen, nace de buscar vías alternas a la de la habilitación física de los barrios y de querer romper los paradigmas que muchas personas tienen de la gente que viven en los barrios. Es contribuir a que los habitantes de barrios puedan a través del Yoga conseguir un centro, un mayor estado de conciencia personal y colectiva… bajar tensiones, brindar la posibilidad a las personas de las urbanizaciones conocer sectores y culturas tan importantes de su ciudad y compartir una actividad donde todos seamos uno”, nos dijo Valencia cuando recién comenzaba el proyecto. “Para mí es un placer y un privilegio poder llevar mis actividades diarias a una comunidad con la que llevo casi un tercio de mi vida compartiendo”. Esperaba entonces que el barrio Julián Blanco fuera “el primero de muchos otros barrios que puedan practicar esta actividad”. No tardó la iniciativa en expandirse a dos escuelas de barrios cercanos, el barrio Bolívar, y el barrio 24 de Marzo, “donde 1.500 muchachos se benefician semanalmente de esta práctica dictada por una red de profesores especializados en el área”, dice runrunes.es en una publicación reciente. Yoga en los barrios se convirtió en una fundación y se concentra ahora sobre todo en los niños. “Uno de los principales objetivos de Fundación en los Barrios es promover la integración de los niños a su comunidad. Los niños disfrutan mucho compartir sus experiencias con sus compañeros y vecinos, es importante que los niños aprendan a relacionarse en paz, alegria y armonía”, dicen en un post de su perfil de Facebook. “En el pensum para los colegios de Fundación en los Barrios cada mes se escoge un Tema y un Valor significativo, para trabajar con los niños las enseñanzas que se originan de estos. El Yoga es una herramienta perfecta para transmitir estos conocimientos. En estos tres años de labor nos hemo dado cuenta de la transformación y cambios que han surgido en estos niños, hemos vivenciado hermosas experiencias con casi todos ellos”, agrega otro. Al principio la asistencia era baja. Según runrunes, Valencia y el equipo de voluntarios crearon “patrullas” en el barrio para que se sumara más gente.  “Hoy ha reunido a más de 5.000 personas de la comunidad y a más de 1.000 que han venido de afuera”, dice el artículo, que cita a Jenny, cuidadora de la casa claretiana y cuyos dos niños participan en las clases: “Yo veo emocionados y motivados a los muchachos. Antes eran muy tremendos y ahora han mejorado. Los sábados, ya a las 10:00 de la mañana, comienzan a tocar la puerta para preguntar si hay yoga”. La fundación trabaja también con la gente que nunca ha pisado un barrio popular en su vida, para que “dejen atrás los prejuicios” y vayan. Así están las “acampadas”, que permiten que los foráneos pasen una noche en el barrio, el rapel en los muros de contención, o las carreras que se han llevado a cabo anualmente a través de las callejuelas petareñas”. De hecho, Yoga en los barrios acaba de celebrar su tercer aniversario en octubre con una carrera por las calles del Julián Blanco. La fundación también da clase de yogas en una zona de clase media de Caracas y destina el 50% de lo recaudado a seguir haciendo el trabajo en los barrios.

Imágenes por orden de aparición: Radio Fe y Alegría, Facebook Liberty Express, Cortesía Larissa Hernández, web del Diplomado Gandhi, Facebook Yoga en los barrios