Zonificación: el rompecabezas de la planificación urbana

Diseñar y construir una ciudad no es tan fácil como armar un puzzle. ¿Es posible idear y construir la ciudad ideal?

¿Acaso las ciudades pueden armarse como si fueran rompecabezas gigantes? ¿Qué pasaría con las piezas fundamentales? ¿Es posible crear metrópolis planificadas y estructuradas con estricto orden sobre la disposición geográfica de  las áreas de servicio, vivienda, comercio? ¿Es viable que el Estado determine la disposición de las ciudades?

Tradicionalmente, la planificación urbana suele confundirse con zonificación, una herramienta comúnmente utilizada por los gobiernos locales para promover el crecimiento equilibrado de las ciudades, restringiendo los derechos de propiedad sobre el uso del suelo.

Aunque existe amplia variación respecto a las regulaciones que acompañan la zonificación, en líneas generales implican limitaciones sobre qué puede construirse y dónde. Una especie de puzzle o rompecabezas en el que el Estado es el único “armador” que dirige el proceso.

zonificación
Panorámica de Brasilia, capital de Brasil (Foto: Wikipedia)

Brasilia, la ciudad preconcebida

El 21 de abril de 1960 se inauguró Brasilia, la capital de Brasil. La ciudad utópica planificada y diseñada por el arquitecto Oscar Niemeyer y el urbanista Lucio Costa y construida en apenas tres años, utilizando la zonificación como pieza clave de un proceso de desarrollo planificado y con el objetivo, en palabras de sus propios creadores, de “crear una nueva capital para traer progreso al interior de Brasil”.

Brasilia fue concebida en forma de avión y dividida en zonas de acuerdo con sus usos. En lo que sería la cabina de pilotos se encuentran los ministerios del gobierno central. En las alas, las zonas comerciales y hacia el borde de las mismas, las zonas residenciales. La nueva capital fue racionalmente planificada, cuidando hasta el más mínimo detalle.

Sin embargo, los resultados del plan no fueron los esperados. El intento de construir una ciudad, combinando piezas de un rompecabezas centralizadamente, no funcionó.

El arquitecto Jan Gehl categoriza a Brasilia como un desastre, critica la distancias y la desconexión entre sus elementos. Por otro lado, Ricky Burdett, profesor de Estudios Urbanos de la London School of Economics, asegura que los habitantes de Brasilia huyen los jueves por las noches hacia Sao Paolo y Rio de Janeiro para divertirse. Afirma que los residentes son extremadamente infelices por la falta de vida en sus calles.

El caso de Brasilia es un ejemplo de cómo la planificación centralizada puede generar distorsiones en el funcionamiento de las ciudades. La zonificación como política restrictiva de uso del suelo puede ser una herramienta eficaz en ciertos casos y en determinados contextos, pero su uso excesivo puede ser contraproducente y nefasto para la integración de las personas en las ciudades.

El arquitecto Niemeyer olvidó que las ciudades no son de concreto ni asfalto, sino de carne y hueso, y que en libertad las personas eligen dónde y cómo vivir. Apostemos por una planificación urbana participativa, en donde involucremos a los propios habitantes.

 

Planificación urbana vs zonificación

Durante una Conversación sobre urbanización, realizada a finales de enero en la Universidad de Nueva York, el director ejecutivo de ONU-Hábitat, Joan Clos, cuestionó el rol de la planificación urbana en las ciudades del mundo en desarrollo. Clos precisó que la disciplina de la planificación urbana es la definición y defensa del espacio público y no estrictamente la zonificación de las ciudades.

La dinámica de las ciudades de hoy nos invitan a reinventarnos lo que tradicionalmente entendemos como planificación urbana. Debe comprenderse como un proceso que requiere de prácticas multidisciplinarias para desarrollar políticas públicas que logren preservar el espacio público, proveer servicios básicos de calidad, y a la vez permitan a urbanitas decidir en qué espacio acomodarse.

Definitivamente la planificación como un rompecabezas planificado a través de la zonificación no es la vía más llevadera.