TECHO reconfigura la dinámica para superar la pobreza

La clave del proceso de esta organización que proporciona viviendas en zonas vulnerables de América Latina y el Caribe, es que las familias son protagonistas de su propio cambio

TECHO vincula a jóvenes voluntarios con habitantes de distintas comunidades para trabajar juntos hacia la superación de la situación de pobreza extrema en la que viven miles de personas en asentamientos informales. Su trabajo demuestra que la movilidad no se trata de una tarea para gobiernos o instituciones – construir espacios y oportunidades nuevas de encuentro es un desafío colectivo, de cada uno de nosotros.

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En 1997, mientras Chile gozaba de estabilidad económica, 90 mil familias aún vivían excluídas. El jesuita Felipe Berrios, fundador de TECHO, decidió unir dos partes: la juventud universitaria con la población que vivía segregada en pobreza y con acceso limitado a muchos de los servicios básicos.

De la unión de esos dos nació TECHO, una potencia que actualmente trabaja en 19 países de América Latina y el Caribe a través del desarrollo comunitario. Su modelo se basa en la acción conjunta de jóvenes y vecinos, impulsando la participación ciudadana y generando propuestas que eventualmente puedan favorecer sus oportunidades e incidir sobre políticas públicas.

Más medio millón de jóvenes voluntarios se han activado bajo el paraguas de esta organización, que celebrará la construcción de su vivienda número 100 mil este año. Cada uno de ellos, así como los vecinos con los que han trabajado, simboliza un nuevo paradigma de innovación cívica y voluntad propia, llegando a entender que si nosotros no solucionamos nuestros problemas, nunca se solucionarán. Tuvimos la oportunidad de visitar las oficinas de TECHO en Miami para conversar con Diego Firpo y Laura Martínez, el CEO y la encargada de voluntariado para TECHO EEUU, respectivamente.

Aunque Diego conocía la realidad de su país por los diarios, al colocarse dentro del contexto le impactó muchísimo la alegría con la que vivía la gente en los asentamientos informales en Argentina. Laura, por su parte, cuenta que cuando fue por primera vez a construir viviendas de emergencia con sus vecinos en Colombia, conoció una señora que vivía con cinco de sus hijas y dos de sus nietas. Ella salía todos los días de madrugada a vender cosas en la calle y con los US$ 30 que hacía durante el día mantenía a todo su núcleo familiar. 

Planificación Urbana Participativa

“Si una comunidad no ve en TECHO un socio para trabajar, sabemos que no puede ser exitoso el trabajo ahí” – Laura

Bajo el esquema de TECHO las familias son protagonistas de su propio cambio. Al guiar la construcción según sus preferencias y necesidades, aumenta la posibilidad de generar soluciones concretas y sostenibles. Por eso TECHO se enfoca en abrir espacios para escuchar a las personas que viven en exclusión y aplicar su inteligencia local en el proceso. Por años hemos tratado de solucionar la pobreza desde afuera, sin involucrar a los afectados, que son quienes viven en carne y hueso la problemática a diario. Para involucrarse todos en el proceso se organizan en comités de organización comunitaria, instancias semanales de diálogos entre los vecinos y jóvenes voluntarios.

Algo que quizás pocas personas saben es que cuando TECHO nació fue con la idea concreta de sacar a familias del barro y darles un piso seco, paredes firmes y un techo que los resguarde. Pero las mismas familias de las comunidades pidieron más herramientas para poder promover su desarrollo.

La Diferencia entre Vivienda y Hábitat

Berrios comenta en un programa de radio que “en nuestros países, a veces llamamos pobreza a lo que es miseria. Pero la pobreza es la falta de oportunidades, por un lado, y la falta de redes de contacto, por el otro. La gente no exige casas, exigen hábitats.”

Sólo se puede comenzar a dejar atrás la miseria cuando se vincula la vivienda dentro de este tejido de redes físicas, económicas y sociales con sistema de tránsito, servicios de salud, planes de educación y demás. Así se comienza a proyectar un futuro mejor.

Si bien es cierto que la ciudad ha triunfado, es porque pueden ser altamente productivas, ya que le permiten a las personas combinar sus diferentes habilidades para hacer cosas que ninguno de ellas podría hacer individualmente. El modelo de TECHO sugiere que podemos combatir la pobreza a través de la ciudad, creando espacios de encuentro y cultivando redes de oportunidades. Nos invitan a abandonar el paradigma que concibe e incluso acepta la pobreza como una pena imposible de remediar. Hoy el llamado es el mismo para miles de personas que quieren un mundo con menos desigualdad.

Para más información sobre las noticias regionales y  jornadas de TECHO pueden visitar sus páginas de US y  LatAm.

Agradecimientos a TECHO, Diego y Laura por recibirnos en su oficina y por la entrevista.