Católico, misionero en Honduras cuando tenía 22 años –y ahora tiene 58– , Tim Kaine es la llave que escogió Hillary Clinton para acompañarla como posible vicepresidente de Estados Unidos. Un hombre blanco, de ideología más centrista y moderada dentro del Partido Demócrata, que habla español con fluidez, se impuso en la lista a los otros tres candidatos de origen hispano que sonaban en la justa.
Habló español con acento centroamericano en su discurso en el Senado para promover la reforma migratoria en 2013 (el primer senador en hacerlo) y lo hizo a trozos en Miami este sábado, combinado con su inglés nativo.
¿Qué impacto puede tener su designación para atraer el voto latino y, al final, cumplir con las expectativas de la comunidad hispana, la mayor de ellas una reforma migratoria en mora que legalice la situación de más de 11 millones de indocumentados e impida su deportación?
En los análisis hay percepciones diversas y varias de ellas coinciden en que el dominio de la lengua española puede ser bueno para convencer a la comunidad hispana, aunque no sea la mayor garantía para el grueso de ellos.
“Los números pueden no ser arrolladores, pero podrían hacer la diferencia en los estados pendulares donde el electorado latino juega un rol cada vez más importante, como Colorado y Nevada, y quizás incluso Georgia, Carolina del Norte, o, de hecho, Virginia, donde Kaine recibió 70 por ciento del voto hispano en su carrera hacia el Senado, en 2012, contra el republicano George Allen. El hecho de que Kaine sea un católico practicante, como 62 por ciento de los hispanos de Estados Unidos, no hará ningún daño tampoco”, escribió el periodista León Krauze en un artículo para The New Yorker este domingo.
Krauze se refiere a una encuesta realizada por Univisión en 2015 que mostraba que solo 26 por ciento de los latinos consultados votarían por un candidato que hablara español de forma fluida.
NBC News cita a Sylvia Manzano, una de las directoras de la organización Latino Decisions, quien dice que el hecho de que Tim Kaine hable el español con tal dominio “da una oportunidad única para comunicarse directamente con los medios en español y sus audiencias”.
Un análisis de The Washington Post agrega un matiz, una opinión de Chuck Rocha, tejano de origen mexicano: “Recuerda que estamos hablando de votantes latinos y la gran mayoría de ellos no habla español como primera lengua”. De hecho, recuerda el artículo, ni Julián Castro ni Tomás Pérez, dos de los candidatos hispanos a la nominación que ahora tiene Kaine, lo hacen.
“Al final, la comunidad latina no va a mirar qué tan perfecto habla [el español] —sino a las cosas que son importantes para la comunidad y las posiciones suyas que tienen impacto directo en nuestras vidas”, dice en el mismo reportaje Oscar Ramirez, un estratega demócrata que trabajó con Kaine cuando fue gobernador y también en la campaña de Barack Obama.
Kaine tiene buena reputación por su trabajo con la comunidad hispana en Virginia como gobernador. Creó una comisión latina (Latino commission) a la medida de líderes locales hispanos como Walter Tejada, para aconsejarlo en asuntos que competen a esta comunidad en el estado, recuerda el artículo de NBC News.
¿Cómo se extrapola eso a toda la nación? Los voceros de las organizaciones que defienden los intereses de la comunidad latina reciben bien la nominación de Kaine para la Vicepresidencia, pero son cautelosos: quieren que esto se traduzca por fin en la reforma migratoria; no son del todo crédulos, según un artículo de Jorge Cancino en Univision Noticias.
En su discurso en Miami, Kaine prometió que un eventual gobierno demócrata liderado por Clinton y él “presionaría para una amplia y razonable reforma migratoria, que incluya el camino hacia la ciudadanía, durante los primeras 100 días de gobierno”, reseña Vox.
Algo que también prometió Obama, recuerda Cancino, aunque luego dijo que lo haría durante el primer año del mandato. Pero la reforma migratoria no existe todavía. No se llevó adelante cuando hubo mayoría demócrata en el Congreso en el primer periodo, con otras prioridades nacionales delante, recuerda el artículo, y en la gestión siguiente los republicanos la bloquearon.
“El senador Kaine siempre ha sido un fuerte aliado en la lucha por la reforma migratoria. Pero eso no garantiza la aprobación de una propuesta que saque de las sombras a los indocumentados porque necesitamos también un Congreso”, cita Jorge Cancino a Eliseo Medina, exvicepresidente del Sindicato Internacional de Empleados y Servicios (SEIU) y líder de Mi Familia Vota, organización que promueve el voto latino.
“El que Kaine hable español no asegura una reforma migratoria pero sí puede atraer el voto latino prometiendo la legalización de indocumentados”, añade Lilia Velásquez, quien es profesora adjunta de la facultad de leyes de la Universidad de California en San Diego, en el reportaje de Univision Noticias. Ya las propias organizaciones tienen el reto de convencer a más latinos –con un récord de inscritos en el registro electoral– para que voten el 8 de noviembre. El voto ha de ser abrumador y contundente para que haya una respuesta en el Congreso.
Y si ese Congreso siguiera siendo republicano, Kaine es aun optimista. León Krauze menciona en The New Yorker una entrevista televisiva que hizo al senador, en español, en la que hablaron sobre este tema: “Después del 8 de noviembre, los republicanos escucharán a los votantes. Hay senadores republicanos que apoyan la idea, como Lindsey Graham o Marco Rubio, así que tengo confianza en que podrán hacerlo. Y echó mano, además, dice Krauze, de esta cifra: 300 mil potenciales votantes latinos en Virginia, su estado y al que considera un “campo de batalla” para las presidenciales.
“Según todos los indicios, este es un tema que importa genuina y profundamente a Kaine, en parte por su conexión personal con Latinoamérica. Pero tras la eliminación de Castro y Pérez de la competición, y por el hecho de que Kaine haya dedicado muchas de las primeras acotaciones de su nominación a la Vicepresidencia hablando específicamente a los votantes latinos y tratando de convencerlos de su sinceridad y la de Clinton en el tema de la inmigración, se siente como un intento consciente de mostrar que él es el mejor aliado blanco que los Latinos podían soñar y que, aunque pueda que no aumente una ilustrativa representación [política] de los latinos, él entiende, intuitiva y profundamente, sus preocupaciones substantivas (…)”, concluye Vox su análisis.
Blanco, católico, nunca ha perdido una elección, padre de un marine en activo. Sabremos en las próximas semanas cuál es la ascendencia que Tim Kaine tendrá entre los hispanos. Esta semana es clave: hoy comienza la Convención Demócrata en Filadelfia. La Convención Republicana terminó con una reafirmación de la criminalización de los inmigrantes sin papeles por parte de Donald Trump y sus aliados y de la promesa de construir el muro en las fronteras con México. Una encuesta midió en tiempo real el mayoritario rechazo de los latinos a los mensajes de esta convención y a la candidatura de Trump.